jueves, 24 de abril de 2008

CIUDADANÍA Y PARTICIPACIÓN: EL PAPEL DE LA E-DEMOCRACIA

Ya en pleno siglo XXI, dos conceptos nos dan la clave para favorecer una verdadera participación de los individuos en la vida pública: ciudadanía y e-democracia. Ambos aparecen unidos por la necesidad de información, ya que en la medida en que conozcamos más y mejor estas herramientas, más aumentarán nuestras libertades y garantías frente a posibles abusos de los poderes públicos y de otros individuos; y más disminuirán nuestras posibilidades de caer en juegos arbitrarios de poder. Pero realmente, ¿qué entendemos por todo esto?

En primer lugar, la ciudadanía: hablo de ciudadanía en un sentido cercano al que expone Philip Pettit en su magnífica obra, “Republicanismo”; enriquecido por algunas aportaciones personales en el campo de la participación y la e-democracia. Así, en clave participativa, ciudadano es cada uno de los individuos libres que conforman una comunidad caracterizada por:

- Asegurar la máxima libertad y no-dominación de ningún individuo sobre otro. Este sentido debe guiar la actuación del Estado, en palabras del propio Pettit: asegurar que ningún individuo someta a otro a su parecer arbitrario.

- Por tanto, en el Estado debe regir la máxima irrenunciable de Estado de Derecho, imperio de la Ley: la Ley situada por encima del poder de los individuos, precisamente como expresión máxima, colectiva y legitimada, a la vez que legitimadora, de las acciones de los mismos sujetos a los que ampara y de los que se nutre.

- No obstante de parecer lo anterior una argumento obvio, la realidad es que no se cumple: vemos a diario cómo se producen actos de desigualdad dentro de las democracias, imperfecciones referidas a posiciones de poder adoptadas por determinados ciudadanos que gozan de posiciones privilegiadas frente al conjunto. Precisamente aquí encontramos el germen de todo tipo de desigualdades, ya que no utilizamos las herramientas óptimas para alcanzar realmente un estado de libertad entendida como no dominación y nos conformamos con un estadio de desarrollo socio-político más bien intermedio. Sin caer en la cuenta, por desconocimiento y falta de información y porque así conviene a los más poderosos, que no profundizar en nuestro modelo de convivencia va en perjuicio de nuestros derechos, libertades y garantías como individuos libres.

- Así, la pregunta obligada es ¿qué podemos hacer para corregir esta situación y aspirar a un modelo más conveniente a nuestros intereses como ciudadanos? Desde luego, la profundización en el modelo ciudadano pasa por la construcción de una sociedad civil fuerte y diversificada; por la reforma de la Educación elevándola al rango del política de Estado, de tal forma que fomentemos el pensamiento crítico y forjemos librepensadores, bajo los principios irrenunciables de educación pública (gratuita) y de calidad; por una prensa libre e independiente, y por un impulso desde el sector público en este sentido; y por numerosísimas medidas en las que no podemos entrar por falta del espacio que requeriría un análisis detallado, so pena de convertir este acercamiento a dos conceptos en un pequeño ensayo; no obstante, veamos el campo de acción natural del ciudadano en relación con el concepto de e-democracia.

¿Qué entendemos por e-democracia?

El concepto de e-democracia apuesta por poner a disposición de la participación política las Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC), con un especial énfasis en Internet.

Se trata de un concepto amplísimo y en plena efervescencia: no hay ningún modelo cerrado de funcionamiento de la e-democracia precisamente porque es una idea dinámica y por definir. Las posibilidades de desarrollo que ofrece son inmensas y es necesario que los jóvenes demos un impulso claro y creativo en este sentido. Cualquier aportación novedosa y constructiva, que venga a reforzar nuestras garantías como ciudadanos, debería ser bien recibida.

En palabras del experto colombiano Juan Gigli, licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales y especialista en gobierno electrónico, “los dos ejes principales sobre los cuales se asienta el concepto de e-Democracia son la e-participación y el e-voto.

- El concepto de e-voto puede resumirse en el uso de TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) para facilitar el ejercicio de una opción en elecciones u otros tipos de referéndum ajustados a la ley electoral vigente. Incluye el registro en línea de votantes y el voto por Internet.

- La e-participación es el uso de TIC para abrir los nuevos canales de ejercicio de actividades políticas entre las elecciones. También incluye el desarrollo de mecanismos de control sobre el gobierno y la participación en la formación de leyes”

Vemos por tanto que la transparencia y las nuevas formas de participación son dos ejes fundamentales del concepto de e-democracia. En el sentido de transparencia podemos contemplar medidas tan básicas como publicar los Planes de Ordenación Urbana en la red o determinadas partidas de gasto público.

Pero es en las nuevas formas de participación donde el terreno está casi completamente por descubrir; en este sentido, desde el blog http://blogs.alianzo.com/redessociales/, se recuerdan algunas de las iniciativas que ya se están experimentando:

- Difusión de las normas y debates parlamentarios utilizando Internet, llegando incluso a retransmitir en directo plenos y otras reuniones asamblearias. Esto es ya una realidad en muchos parlamentos autonómicos pero todavía parece una utopía a nivel municipal.

- “Wikis” para facilitar las enmiendas a los proyectos de ley, lo que sin duda ahorraría papel y aceleraría todo el proceso regulatorio.

- Blogs y foros de debate ciudadano en los que los políticos pueden acercarse a los temas que "están en la calle" y viceversa, la calle puede acercarse a la política.

- Redes sociales como vía fundamental para incentivar la participación de los ciudadanos por temas de interés.

Como bien destaca desde el citado blog José A. del Moral, “la mayor parte de las experiencias de democracia 2.0 que se han desarrollado hasta el momento giran en torno al debate online y offline sobre presupuestos o a pequeñas decisiones que se han podido votar online. En cualquier caso, se trata de pequeños experimentos, porque no podrán ser plenamente válidos hasta que todos los ciudadanos de un país no dispongan de un sistema de identificación digital, como el DNI electrónico”.

Así las cosas, y por no alargar más el estudio de una cuestión que da mucho de sí, podemos llegar a la conclusión final: es positivo que reforcemos el cocepto de ciudadanía usando las herramientas que pone a nuestra disposición la e-democracia. Es positivo porque refuerza nuestras libertades, garantías e información frente a los poderes públicos y frente al resto de individuos. Es positivo porque evitamos posibles abusos de poder, principalmente gracias a la transparencia informativa. Es positivo porque nos ofrece la posibilidad de la participación de forma directa en el debate y en la toma de decisiones.

No obstante, es verdad que habrá que ver qué formas de “gobernanza e-democrática” son las más adecuadas, entendiendo por adecuadas las que logren encontrar el equilibrio entre toma eficaz y legítima de decisiones, agilidad en el proceso y espíritu democrático. Pero esta cuestión la dejamos como tarea pendiente para el siguiente análisis y para los propios lectores: es la hora de la ciudadanía. Participemos.

Jorge D. Mora García
Presidente Centro Europeo Juvenil Relaciones Internacionales
http://www.centroeuropeojuvenil.com/

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